Visita a la Cidade da Cultura de Galicia (VI)
Vistas las diversas imágenes con las que intento ilustrar los trabajos desarrollados por entonces para este proyecto, comprendereis la curiosidad que uno puede sentir, y las ganas que tenía de comprobar cómo lo que un día modelé con el fin de ilustrar los procesos constructivos se ha materializado.
Mi opinión no está condicionada por el barniz académico del arquitecto ni por el técnico del ingeniero, aunque con ellos me codee cada día. Lo que quiero ilustrar es más la impresión, la sensación que una persona tiene al deambular por los espacios que Peter ha conseguido. Lo único que me condicionó fue la curiosidad y el tiempo limitado del que disponía.
No me parecen estos edificios edificios strictu senso, más bien los he percibido desde el principio como esculturas, como espacios, como volúmenes que generan vacíos y albergan otros espacios, como geosinclinales que se elevan a la vista del transeúnte sobre la línea del horizonte, generando calles, retículas, intersecciones. Al transitar entre lo que está construido, y eso que yo conocía el proyecto, se encuentra uno con lo inesperado, con huecos, con texturas, con luces y sombras. Tuve la suerte de caminar por allí en una tarde de cielos cambiantes, de nubes y claros, y de percibir así los reflejos, los colores y las texturas de los materiales con luz directa solar y bajo el tamiz de las nubes.
A medida que uno asciende por el vial de acceso ya se hace idea de que los edificios que desde algunos puntos de la ciudad asoman en la lejanía, componen un espacio monumental, un conjunto difícil de encuadrar por sus dimensiones en una sola foto.
Todo fue sorpresa y afirmo que lo que uno imaginó cuando lo modeló, se quedó corto. Recomiendo la visita. Está abierto de forma parcial al público, y en alguno de los dos edificios acabados ya hay exposiciones y es totalmente operativo.
Otra historia es la ejecución, la calidad de los materiales empleados y el mantenimiento. Advertí en algunas molduras, en algunos perfiles metálicos que simplemente se usó la radial sin mayores pretensiones, colocándolos sin desbastar el corte. Percibí que bastantes de las innumerables piezas de piedra en diversos despieces y texturas no han sido colocados con la mejor de las voluntades, que hay algunas líneas curvas que no deberían dar quiebros repentinos y los dan, que hay hierbajos creciendo entre ellas, y que no sé si los chorretones con algo de óxido en algunas de las piezas, que deben contener algo de mineral de hierro, estuvieron alguna vez en la cabeza del señor Eisenman. Y no parece que el estado de las fachadas, de los muros cortina de complicadísima ejecución y carísima factura sea el mejor, bastante sucios o por lo menos mates.
Para acabar, la pregunta que queda en el aire es: dadas las circustancias actuales, ¿veremos acabada esta obra monumental?. ¿Acaso cuando finalice mi próximo Camino de Santiago?