¿La hora de VR HQ sin cables?
Actualizado 2/8/2017 – SIGGRAPH Los Angeles
Presentada HP Z VR Backpack PC. La hermana «Enterprise» de la Omen.
Se afirma, y yo creo que es cierto ahora que Apple ARKit ya es un hecho, que este es el año cero de AR.
Como el año pasado lo fue de VR. Mientras AR y MR comienzan a despuntar, de lo que no cabe duda es de que VR sigue su camino con mejor o peor salud según los sectores y con la convicción, no sólo mía si no de muchas personas de diversos sectores con las que hablo, de que es en el sector «enterprise» donde está teniendo un inesperado mejor éxito que en el gamer.
De esto yo ya estaba seguro: el gasto de un equipo que entre pitos y flautas (con PC High-End incluído) se puede ir fácilmente a los 3000€ y el espacio requerido para vivencias «room scale» no está al alcance de cualquier adolescente pero sí de las empresas, especialmente AEC e industrial.
Este tipo de experiencias van ligadas a día de hoy sólo a Vive y Rift. Que no me vengan con historias, la potencia de una 980 Ti a un Titan X no cabe en un móvil por muy gama alta que sea, y las aventuras sin cable de Vive y Rift que tenemos en ciernes veremos qué aportan. Por ahora y para AEC enterprise sólo confío en estos modelos.
Hay un rasgo común que pesa sobre esta opción: el cable, el cordón umbilical que nos une a la potencia gráfica, a mover muchos polígonos con la deseada latencia de 11ms. Se enrolla, se pisa, se ensucia. Es incómodo pero necesario. Y además nos restringe a un área de actuación tan grande como lo que permite cada opción, unos pocos metros cuadrados.
Hace unos meses se han desbrozado caminos incipientes muy interesantes, que si quedan unidos a las tecnologías «inside-out» de posicionamiento de las gafas hermanas tipo Hololens o Daqri o de los desarrollos de Tango y ARKit nos podrían conducir a un concepto un escalón por encima: VR «world scale» de altas prestaciones.
Estos dos caminos son por un lado los PC’s mochila de HP(septiembre), MSI o Zotac y por otro los sistemas como TPCAST (Por ahora sólo en China).
En el caso de las primeras la idea es tan sencilla como crear un portátil de gama alta sin pantalla y bien nutrido de gráfica, meterle unas baterías bien grandes que garanticen suministro de corriente durante algo más de una hora, buena ventilación y colocarle un chaleco o correas que permitan ponérsela. La autonomía es segura, y el único problema es salirse del espacio destinado a VR y el peso sostenido durante mucho tiempo.
En el caso del TPCast básicamente se trata de una conexión inalámbrica de 60 GHz para Vive (emisor y receptor), que se supone que perjudica lo mínimo la latencia. Transmite video y audio sin percibirse ninguna merma en la calidad, si el emisor está bien situado y no hay interferencias con otros canales Wifi. Aporta también una batería 20.100 mah, ojo, que alimenta la Vive y el propio TPCast, en un cinturón, durante más de 4 horas. Libertad total.
Sea la opción que sea la elegida se abren puertas que antes no teníamos y es la posibilidad de tener espacios «room scale» mucho más grandes, y aquí nos encontramos con el límite de los sensores y emisores de Rift y Vive respectivamente. La base tecnológica (outside-in) que emplean es muy precisa, para mí la mejor, dada en valores absolutos de 6 grados de libertad (9 con teleportación). Pero quizá sea el momento de pensar en una segunda ola de HMD’s de este tipo con tecnología inside-out, que siendo menos precisa bajo mi punto de vista ha mejorado muchísimo: la combinación de giroscopios de altísima calidad con la detección del entorno por medio de tecnologías como Tango y ARKit o sensórica móvil a partir de patrones de luz estructurada daría lugar a HMD’s de alta calidad con toda la fuerza bruta de gráfica delegada y «world scale». ¿Un sueño?. Antes de 2020 lo tenemos fijo.